de octubre de 2010.En el barril de nuestro corazón quedará un camino de ida lleno de ilusión,
la de que nuestro Bendito Simpecado atravesase las puertas del Santuario de Araceli;
un camino de vuelta repleto del sabor que deja el saber que habíamos cumplido con una
promesa hecha a los pies de la Madre Lucentina.
La madera se hinchará y pondrá a punto tras haber sido humedecida con un buen caldo.
Un caldo tinta de sierra, con cuerpo y recuerdos a aroma de romero. Un caldo que se adorna
con la visión de ver lucir a un Simpecado gracias a rayos de Sol que irradia la hornacina
de un pequeño altar que guarda un Tesoro.
Un altar que, desde el fondo del Santuario de María Santisima de Araceli nos da las gracias
por estar, un ratito, junto a Ella y por no sacarla de nuestro corazón.
Gracias, Señora, por dejarnos vivir momentos como este. Por permitir que TODOS los allí
presentes pudiesemos paladear, en boca, el sabor de un respetuoso silencio por medio
del cual, aquellas paredes nos hablaron de Dios... golpeando, suavemente, nuestras almas.
Gracias a Don Pedro Pedro, nuestro párroco, por acompañarnos como pastor.
Gracias, de nuevo, a la Real Archicofradía de María Stma. de Araceli por hacernos sentir
uno mas.
Gracias al hermano mayor de la Hdad. de la Virgen del Sol y su esposa por estar con nosotros
Gracias a Juan Cuadrado por su dedicación y esfuerzo.
Gracias.
Coro Romero Virgen del Sol