La carreta ha salido ya de su singular estancia de invierno. Desde ella ha sido testigo mudo y de excepción de las ganas de un puñado de amigos, de un grupo de romeros, por seguir caminando, siempre, hacia Ella.
En esta semana, la carreta, ese sencillo y hermoso trono que hemos destinado a nuestro Bendito Estandarte, será mimada para que reluzca, como el Sol al que dará cobijo durante veinticuatro horas.
Paseará, orgullosa, por las calles de nuestro pueblo cuyas paredes, blancas de cal, guardarán respetuoso silencio a su paso. Porque entre flores e íntimas miradas... ¡porta la imagen de La más Hermosa entre las mujeres... del Espejo en que se miran los dulces ojos de la Madre de Dios!
Por el camino, presumida, se deslizará, como en volandas, por puntales, rellanos y vaguadas hasta detenerse a las puertas de una preciosa ermita que, encima de una colina, atesora al Sol de nuestras almas, Regalo Divino anidado en cada uno de nuestros corazones.
Romeros, buena semana...
Vivamos el camino como un acercamiento, singular por andaluz e íntimo por personal, hacia la que fue Concebida sin pecado original...