No será otra que la suma de todos y cada uno de nuestros corazones, el resultado de un acontecimiento que se hace con mucho, mucho cariño y en el que TODO EL MUNDO tiene cabida, sin excepción. Juntos hemos hecho, hacemos y queremos consolidar un grupo. Un grupo humano que quiere tener como estandarte el amor, respeto y veneración por la Madre de Dios. ¿La tela de nuestro estandarte? un hermoso tul tejido a base de constancia y dedicación diarias y adornado con nuestros defectos y virtudes. Aquellos son muchos y variados, estas son menos pero, como meta, nos ayudan a ser cada día mejores...
¡Viva la Santísima Reina del Sol, Madre y Patrona de todos los adamuceños!