Desde aquí queremos invitar al pueblo de Adamuz a este acto que se
inscribirá en la historia de nuestro pueblo y la de este coro como algo de lo
que siempre, como romeros y adamuceños, nos sentiremos orgullosos.
Sobre su nuevo altar ofreceremos a María la esperanza de todo un pueblo
y las ilusiones de un coro que vive, canta, siente y camina por Ella, por la
Luz de nuestras vida, por la que nos marca el camino hacia el Pastor Divino.
En manos de María ponemos nuestras almas para que sea Ella quien nos
acerque, un poco más cada día, a aquello que su Hijo quiere de nosotros.
Será el tercer camino de nuestro Bendito Simpecao arropado por un puñado
de romeros que se sienten vivos gracias a la Madre de Dios. Con él recorreremos
siete kilómetros que nos separan, en la distancia, de María Santísima del Sol.
Siete kilómetros que recorreremos con la ilusión de llegar hasta los pies de Su
altar, ese Altar del Sol que con tanto cariño hemos querido levantar en su
nombre y del que, siempre nos sentiremos orgullosos.
¡¡Viva la Virgen del Sol!!
¡¡Viva nuestro Bendito Simpecao!!