En los últimos años se viene percibiendo un resurgir en la recuperación de costumbres que no deben perderse. Y somos nosotros, los actuales vecinos de Adamuz, las nuevas generaciones, las que hemos de encargarnos de ellos y de que no lleguen a desaparecer.
Ni que decir tiene que el papel que está teniendo el Excelentísimo Ayuntamiento de Adamuz en esta tarea es , a todos luces, crucial como organizador.
A principios del mes de enero, cada año, el humo de más y más candelas, impregna una fría noche con el inconfundible aroma del romero. A la flor del romero,... Ancestral costumbre que, si bien nunca ha llegado a desaparecer, parece tomar fuerza año tras año.
La nueva idea del Consistorio de nuestra localidad ha tenido una aceptación más que buena, ha cosechado, en su primera edición, un éxito sin precedentes.
La botijuela, como bien sabemos todos, era una fiesta que antaño se celebraba en los cortijos, lagares y casa de campo con la participación de todos aquellos que habían participado en la recolección de la aceituna, trabajo alque se habían dedicado varios meses de duro esfuerzo para extraer el fruto más preciado de nuestra sierra.
En la plaza de la Tremesina, se ha dispuesto un expectáculo en el que han participado para dar color la inmensa mayoría de las personas que, de una u otra forma, se dedican al folklore, al arte de nuestra Andalucía, tanto en el cante como en el baile.
Nuestro coro, el Coro Romero Virgen del Sol -aunque bastante mermado en número de componentes- estuvo allí intentando dar una nota más de alegría a un día de convivencia en que, además -y cómo no- Adamuz hizo gala de su afamada hospitalidad acogiendo a todos aquellos que quisieron estar con nosotros en un día como el que, todos juntos, pudimos vivir...
Enhorabuena a todos.
