lunes, 7 de octubre de 2013

DE ACAMPADA EN EL CERRO: UNA SONORA EXPERIENCIA NOCTURNA

¡Que fin de semana! Cuantos buenos momentos compartidos entre pequeños y mayores. La noche en vela de imaginaria,  los dos campamentos y la cháchara que no callaba…



Bajo un sol de justicia, empezamos el sábado, a pie, el camino por huertas con olor a membrillos y relucientes granadas, un grupo de 70 personas, entre miembros del coro, los niños de postcomunión  de la parroquia de San Andrés, y un grupo de  amigos que nos acompañaron.


Tras varias paradas y quejas de la rapidez de quien marcaba el paso, llegamos a El Cerro. A saludar a la Patrona, Nuestra Madre del Sol. Y después la que se lió: a montar el campamento, por aquí una tienda, por aquí un viento, las piquetas, esto como se monta, esto no encuadra,  En fin, poco a poco fue cuadrando todo y encajando las piezas del puzzle que ha sido nuestra primera acampada de romeros. Las tiendas como un nuevo poblado de colonización, parecía más un asentamiento nómada de inmigrantes que un campamento de convivencia.



















Llegó la sesión de catequesis, cena y lo mejor: Los juegos de campamento: Magia, humor, baile, karaoke y sobre todo muchas ganas de estar “agustito”.  A una hora prudencial, se toco silencio. Y es lo que no hubo: Entonces empezó de verdad el cacareo. Pollos y pollitas, mayores y pequeños en el silencio de la noche y bajo las lonas empezaban a contar confidencias, bromas y cachondeos,  algún escape ventoso. Y algunos de imaginaria  inutilmente reclamando silencio.






Pero nada, que amaneció, y  entre risas y buen rollito, pero con cara de sueño, nos saciamos de chocolate y churros, hasta ponernos “puos”  Después desmontamos con tristeza nuestro campamento, y los niños de postcomunión prepararon la misa, que en honor de Nuestra Patrona celebramos a las 13.00 horas. Despedida y cierre  de esta nueva aventura organizada por el Coro Romero y donde ha colaborado los niños de la  Parroquia San Andrés.















A continuación,  que buen perolón de arroz nos esperaba en nuestra sede. Sin desperdicio el fin de semana.

                                                                      D.G.M.

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Gracias, Señora, por el fruto de nuestros campos, oro amarillo que alimenta las vidas de nuestro pueblo.

¡Viva la Reina de los adamuceños!
¡Viva María Santísima del Sol!