
Será momento de evaluar el trabajo de 365 días, de todo un año en el que la vida de nuestro coro ha girado en torno a este emblema que nos ayuda, presidiendo nuestra sede social y nuestros corazones, a ser un poco mejores cada día, a intentar vivir reflejados en el espejo de Su Divino Rostro.
Que sean momentos de reflexión en el que cada uno de nosotros, de esta gran familia de romeros, ponga sus anhelos y gratitudes más sinceros e íntimos ante la imagen de nuestro Sol intercesor y mediador, de esa Luz que nos lleva hasta Dios.
¡Viva nuestro Bendito Simpecado!
¡Viva la Reina de los adamuceños!
¡Viva el Pastorcillo Divino!
No hay comentarios:
Publicar un comentario