lunes, 27 de octubre de 2008

Un día a orillas de las Marismas Eternas...












No creo que ninguna de las 224 personas que nos acercamos hasta el altar rociero este pasado sábado, día 25 de octubre de 2008, se haya venido de vacío de regreso hasta nuestro pueblo. Pero los componentes del Coro Romero Virgen del Sol, creo estar en condiciones de afirmarlo, hemos traido completamente llenos nuestros bolsillos de sensaciones, vivencias, sentimientos, experiencias,... de mil cosas que se hacen difíciles de describir porque se encuentran cerca, muy cerca de lo más hondo de nuestro corazón, aunque hayan aflorado hasta el mismo borde de nuestras pupilas. Se hace, se me hace, bastante difícil esta crónica, la verdad.

El día dió comienzo para nosotros a las cinco de la madrugada, cuando abrimos nuestra casa para que fueran llegando, poco a poco los viajeros. Las puertas se abrieron y una marea de gente inundó nuestro salón, ese en el que tantas experiencias, en pocos meses, juntos, hemos sido capaces de acumular.

Cargamos todo en nuestro autobús (muy a pesar de los nervios de Mariano que veía como su compañero inseparable de fatigas pegaba su panza al suelo por el peso de su bodega), indicamos a cada cual la plaza que le había correspondido y D. Pedro inició el rezo de la salve a Nuestra Señora del Sol. En dos segundos el silencio sólo se vió roto por tempraneras palabras que, ansiosas, ya se dirigían a la Reina del Cielo... "Vida, Dulzura y Esperanza nuestra,..."

Los autobuses despegan hacia Huelva y "casi" nadie se duerme en el autobús, todos menos nuestros niños que fueron dormidos hasta,... ¡que barbaridad!¡Ni uno se quedó dormido, ni uno!

Con el alba, las miradas otean el horizonte intentando calcular lo que resta de camino.

Nuestra llegada a Sevilla para recoger a MariSol Jiménez se vió enturbiada por la humareda que formaron los cigarrillos a las puertas del Autobús esperando a los romeros que, en Santa Justa, se perdieron en la muchedumbre. Claro que a Angel le vino de perilla porque, hasta entonces, tenía sentados encima por lo menos a doce nenes cantandole en la oreja. ¡Para eso se pidió el sitio más holgado del autobús!

Despues de desayunar en un area de servicio cercana a nuestro destino, proseguimos camino hasta la aldea almonteña y, como era de esperar, comenzaron a sonar sevillanas rocieras y palmas de compás que caldearon el ambiente.

Los autobuses entraron directamente hasta la casa de la Hermandad del Rocío de Córdoba. A prisa, pues eran ya casi las once de la mañana, desembarazamos de su peso la panza de los autobuses, con la ayuda inestimable de muchos de los asistentes, y nos pusimos nuestro traje de gala, traje de corto que nos hacía presentables ante la Blanca Paloma. Entre tanto el cohetero (je, je, ...) hacía de las suyas anunciando nuestra presencia en la aldea.


A las once y cuarto de la mañana... nos pusimos en marcha. Lola y JC (más conocido por JJ) portaban el centro floral que la expedición ofrecía a las Pastora Almonteña. Seguidamente, el estandarte, el nuestro, el de los adamuceños, el que lleva en su centro bordada la imagen de Nuestra Reina del Sol y Patrona; nuestros niños corriendo, jugando y saltando alrededor de la bandera (algunos daban unos tironcitos que,...); tras la bandera, a su sombra, el coro, nuestro coro, el CORO ROMERO "VIRGEN DEL SOL,... detrás... doscientos adamuceños...

¡Colosal! Realmente emocionante ver a Adamuz andando por las arenas del Rocío. Sin palabras, ... era sólo para verlo y,... disfrutarlo. Calle abajo, en dirección a las marismas, a la ermita, por el mismo camino que realizan los simpecados de las hermandades rocieras el día de su presentación. A unos metros de la ermita ¡Volar... y cantarle a la Pastora... cuando está en su ermita sola!

Aun no podemos entrar, la misa de once no ha terminado, ¡Madre de Dios! Más nervios. Nuestros doscientos acompañantes ocupan, poco a poco sus sitios para asistir a la Santa Misa,... doce menos diez, doce en punto, ... suena el último toque ¡La hora del Ángelus! ¡Llegó la hora de verte, Señora! Las puertas de la ermita se nos abren de par en par,... son ¡Las puertas del Cielo! Lentamente, por el pasillo central, caminamos tras el estandarte. La gente abre paso ante la llegada del Sol al Rocio.


La ermita se ilumina con las lágrimas, incontenidas, gargantas agarrotadas, de veintiseis romeros que clavan sus pupilas en los ojos de la Virgen del Rocío. Ella, maternal, nos contempla, nos abre Sus manos, y Su corazón para ofrecernos a su Hijo.
¡Aquí estamos Rocío, hemos venido a cantarte ante tu reja, a tus pies! El estandarte se inclina, en respetuosa y lenta reverencia, ante la Reina de las marismas. Despues,... ¡Romeros, sabeis a Quien teneis que cantar!


El fulgurante rajeo de las guitarras del maestro y de Jose, el son acompasado de los cajones y el quejío del tambor hacen el silencio entre casi mil personas, asistentes a la misa. Entonces,... rompe el coro y nuestras voces se elevan hasta lo más alto de la bóveda central esparciéndose por las blancas paredes de la ermita almonteña. Comienza la Santa Misa: respeto, concentración, fe, devoción, ¿¡Estamos aquí!? A cada nota, a cada quejío, a cada canción, a cada oración, el coro impregnaba sus pulmones de sentimientos para devolverlos y ofrecerlos a la dulce mirada de la Madre de Dios.

Termina la comunión, una oración íntima... y una salve eterna y marismeña por antonomasia se escucha... ¡Al Rocío yo quiero volver, a cantarle a la Virgen con fe! y al final,... Don Pedro nos bendice...¡podeis ir en paz! y el Sol de nuestras almas, ese que con tanto amor arde en nuestro corazón, calienta nuestras gargantas y éstas estallan... ¡Salve Reina del Sol! ¿Qué más se puede pedir a un día inolvidable!


Tras la ceremonia, una fotitos ante la ermita y, volvemos a la casa de Córdoba. Disponemos todo y. en un ambiente más que cordial, se celebra el almuerzo de convivencia tras el cual se dejan oir nuestras canciones, la gente baila por sevillanas,... ¡ambientazo, de verdad, ambientazo!

Tras la comida, recogimos todo y regresamos a nuestra tierra con el sabor de un día del que SIEMPRE guardaremos recuerdos imborrables en nuestras retinas, y en lo más íntimo de nuestro corazón. La II Peregrinación a la Aldea de El Rocío "Con el Sol hasta las marismas" ya está puesta en marcha. Hasta entonces, nuestros corazones vivirán al Sol de Sierra Morena esperando, con ilusión, ser reconfortados, de nuevo, con Gotas Eternas de Rocío...

Felicidades Romeros. Enhorabuena, adamuceños.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola a todos.
Después de leer la crónica de nuestro viaje al Rocío, afloran en mí muchos sentimientos y sensaciones difíciles de explicar. Todo ocurrió tal y como está descrito: los preparativos, los nervios previos a la salida, el viaje, la llegada ante la Madre de Dios, etc. Muchas emociones en tan poco tiempo y que aun estoy tratando de asimilar.
Por mi parte, solo había podido ver a la Blanca Paloma desde la lejanía y frialdad de las imágenes de televisión y no podía imaginarme todo lo que sentí cuando me postré ante ella: alegría por los que estábamos allí, tristeza por los ausentes, respeto, etc y todo ello arropado por esta gran familia que formábamos todos los miembros de mi Coro y los adamuceños que nos acompañaron.
No se puede poner ningún pero a todo lo vivido, empezando por la misa que ofició nuestro Párroco Don Pedro, los rezos y los cantes de mi gente en Honor a la Blanca Paloma y a Nuestra Virgen del Sol que siempre nos acompaña en nuestros corazones, el Padrenuestro cantado por Antonio "El Veneno", la comida en la Casa de Córdoba... Ahora, lo único que me queda es esperar pacientemente a que llegue el año próximo para poder ver de nuevo a la Blanca Paloma en su casa de las Marismas.
Gracias a todos los miembros del Coro por hacerme pasar un día tan especial y por ser como sois, porque en arte y en cariño no os gana nadie; gracias a la gente que nos acompañó por su colaboración desinteresada y su comprensión ante los posibles fallos que hubiesemos podido cometer y gracias sobre todo a mi mujer Mari y a mi hija Laura porque son todo para mí. Sin ellas, no tendría fuerzas para seguir adelante día a día olvidándome de los malos momentos que por desgracia son más de los que uno quisiese.
Para terminar una pregunta: ¿Quién fue de las primeras personas que llegó el sábado a la Casa del Coro para organizar el viaje...? La respuesta es... ¡Angel! Para que luego digan que no llega nunca a su hora. ¡Grande Maestro!

Anónimo dijo...

No es fácil cantarle a La Madre de Dios, en Adamuz o en El Rocío, cuando estás viendo a acompañantes durante TODA la misa llorando, a amigos de tu coro cantando en algunos momentos con lágrimas en los ojos, o cuando tienes un nudo en tu garganta porque ves a tu gente haciendo un esfuerzo por participar en la misa con sus lecturas con la voz temblorosa. O cuando ves a tu hija con sus amigos en el altar ofreciéndole un ramo a La Virgen. Ver y sentir aflorar tantos sentimientos hacen valer la pena el viaje. Todo lo demás ya no importa. Y recibir a la salida tantas felicitaciones porque además a nuestra gente y a gente que no conocíamos de nada les gustaron nuestras canciones y nuestra manera de decírselas a la Blanca Paloma. Después la comida, la fiesta, la hermandad, la amistad... todo perfecto, pero sobre todo me quedo con algo que me dijo una huelvana: "Que La Virgen os dé salud para que vengáis muchos años más". Ojalá que así sea.

Anónimo dijo...

El sábado día 25 fué un día inolvidable, seguro que todos los que fuimos lo sentimos así. Durante el viaje te vas imaginando como será todo (si igual que en la televisión), y cuando llegas te das cuenta que El Rocío es mucho, pero mucho más, sobre todo cuando vas rodeado de tu gente, de tu pueblo, y descubres que todos y cada uno de ellos tienen el mismo sentimiento que tú. Termina todo y te preguntan si vamos a volver otro año. !Ojalá sea así! repetir esta experiencia sería maravilloso. Lo recomiendo para toda aquella persona que no haya podido vivirla este año. Gracias a todos por compartirla conmigo.

Anónimo dijo...

Andres todo lo que te digan de bueno es poco para lo que te mereces tu y todo el coro, con tu cronica me he sentido como si hubiera estado con vosotros en ese dia y me he emocionado mucho.
Pero mas me emociono cuando a lo largo de estos dias no paran de llegarme felicitaciones al coro de parte de toda la gente que ha ido al viaje, es increible la unanimidad de todos en alagar la organizacion, la misa, la comida y el buen ambiente que reino durante todo el dia.
Enhorabuena a todos los que haceis posible que todo lo que el coro se proponone salga adelante y pediros disculpas por no haber podido acompañaros.

P.D. espero no perdermelo el año que viene.

Anónimo dijo...

No tengo palabras para expresar tantas emociones vividas en un mismo día. Tengo que dar las gracias a toda esa gente que, como en cada ensayo, cada fiesta, como SIEMPRE... hace que vivamos momentos INOLVIDABLES.
Son recuerdos y experiencias que siempre estarán ahí.
Estoy en una nube desde aquella Navidad en la que, ajena a este coro, veía a un grupo de personas que,con sentimiento, cantaban al Rey de los Cielos. Hoy, casi dos años más tarde, apenas diviso el suelo. Me siento orgullosa de que cada uno de vosotros formeis parte de mi vida.


Os quiero

Anónimo dijo...

Ya sabemos que La Virgen María es sólo una, con infinidad de nombres, de advocaciones. Por eso mismo creo que todo el que se siente romero, como nosotros que sobre todas las cosas lo somos de Nuestra Madre la Virgen del Sol, guarda en un ricón de sí mismo un sentimiento rociero, y que este sentimiento escapa como de un volcán cuando estás delante de La Virgen del Rocío. Por eso, y siempre por delante con nuestro orgullo de ser romeros, ahora pienso que también nos sentimos bautizados como rocieros, con esa manera de entender la Fé en María.

Yo lo siento así.

Andres Marin dijo...

Si la Virgen es capaz de conseguir un cúmulo de sentimientos tan grande, uniendo a tantas personas como las que tuvimos el privilegio de estar en esa ermita este sábado 25 de octubre a las doce de la mañana, no nos queda otra que cantar Sus excelencias cada vez que estemos ante un altar que la honre como Madre de Dios. Lo cierto es que, personalmente, había estado en cinco ocasiones antes ante la Pastora Almonteña, pero lo del sábado fue excepcional ¿¡Que os voy a contar a vosotros romeros!? Fuisteis testigos, junto a todo ese grupo de adamuceños de lo que allí se vivió. Creo que una razón, que puede ser importante a la hora de experimentar esas vivencias está en las palabras de Adora cuando asegura sentirse orgullosa de que formemos parte de su vida. La verdad es que creo que ese sentimiento está en todos nosotros.
Yo, también os quiero romeros, ojalá los años y las ganas de todos hagan que sigamos viviendo momentos como este. En caso contrario...¿que es la vida sin ilusiones que la llenen, solamente un paso fugaz por un lugar donde pernoctamos una sola noche? Hagamos, romeros que nuestra vida y la de aquellos que nos rodean tenga chispa y este encendida por la ilusión.

Gracias, Señora, por el fruto de nuestros campos, oro amarillo que alimenta las vidas de nuestro pueblo.

¡Viva la Reina de los adamuceños!
¡Viva María Santísima del Sol!